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Almorcé con una mujer que está preocupada por su trabajo, porque no puede transmitir sus grandes ideas. Me dijo que siempre que habla en las reuniones, sus palabras parecen perderse en la traducción. Peor aún, alguien más le propondrá lo mismo unos minutos más tarde, y a todo el mundo le encanta. Como dice Madonna, «Tienes que expresarte… para poder respetarte», y eso se aplica tanto al trabajo como al romance.
El obstáculo
Cuando tratamos de compartir nuestras opiniones, muchos de nosotros tenemos problemas para ir al grano. Esto se ve agravado por el hecho de que las mujeres tendemos a ser buenas oyentes, pero cuando se trata de presentar una idea, nos sentimos incómodas. A veces es porque nos preocupa que nos critiquen, en cuyo caso tendemos a vomitar mucho material de apoyo para demostrar que hemos hecho nuestros deberes. Otras veces estamos tan nerviosos que nos apresuramos y terminamos soltando nuestra discusión antes de haber pensado completamente en el concepto. O estamos tan ansiosos por dejar claro que simplemente no sabemos cuándo dejar de hablar. De cualquier manera, nuestra audiencia termina pensando, «¿A dónde va esto?» o «¿Cuándo terminará?» Sonamos dispersos, desorganizados, incluso escamosos – no de la manera que queremos encontrarnos.
La solución en tres pasos:
1. Ve al grano, rápido.
El primer paso es formar un mensaje bien enfocado en tu mente antes de que empieces a hablar. Empieza preguntándote a ti mismo: «¿Cuál es mi punto? Su argumento principal debe ser siempre algo que pueda expresar en una sola frase. Está bien configurarlo (por ejemplo, si necesitas vincularlo a la discusión en cuestión, puedes decir algo como: «He estado escuchando, y creo que…»), pero no importa qué, tu punto central debería ser la segunda o tercera frase que digas. Y usted debe enfocarse en un solo tema si va a tener un solo y poderoso mensaje.
2. Respalde su argumento con palabras poderosas
Entrar en el tema es un arte. Para que todo el mundo escuche su mensaje, destaque con frases como «Mi punto de vista es….», «Mi punto es…», «Creo que…» o, en situaciones más formales, «El mensaje que quiero dejarles hoy es….». Tener ese taco verbal te hace sonar autoritario y evita que tu audiencia tenga que adivinar a dónde quieres llegar. Entonces, una vez que haya declarado su mensaje, demuéstrelo. Usa las razones por las que piensas como lo haces (no más de tres). Por ejemplo: Si usted aboga por una cocina nueva, podría decirle a su pareja: «Primero: Si ampliamos la cocina, pasaremos más tiempo allí como familia. Segundo: Las cocinas agregan mucho al valor de reventa de las casas. Y tercero: Podremos preparar más comidas gourmet». Ahora que lo dices. O puede definir las formas de lograr algo. O si desea contratar a un nuevo miembro del personal en el trabajo, puede argumentar que los beneficios compensarán el costo de dos maneras. Uno: liberará el tiempo de los empleados mejor pagados. Y dos: Esta persona podrá reservar más negocios. Otra herramienta es recapitular la situación y describir su respuesta a ella. Por ejemplo: Si su punto es que un condominio de 40 pisos no debe ser construido en su cuadra, usted debe delinear la situación como la ve y luego discutir la respuesta apropiada. Organizar su estructura en una de estas formas hace que su mensaje sea más sólido.
3. Presione el botón de pausa
No espere a que los ojos de todos se abrillanten. Una vez que hayas dado tu opinión, deja de hablar. Suena fácil, pero no lo es – todo el mundo odia el aire muerto. Pero deja que otros lo llenen en vez de divagar. Hacer una pausa después de haber entregado su mensaje es poderoso. Les da a los demás tiempo para pensar en lo que has dicho y darle a tu idea la oportunidad de asimilarlo: además, te da tiempo para organizar tus pensamientos. De esta manera usted puede prepararse para lo siguiente que quiera decir, para que pueda expresarse bien cada vez y sus ideas obtendrán el respeto que se merecen. Recuerde, tener un punto claro y conciso lo convierte en un líder a los ojos de su audiencia, haciéndoles más fácil entender en lo que usted cree y sentirse seguro de que sabe lo que está haciendo.
Para más consejos sobre liderazgo, consulte el libro de Judith, Speaking as a Leader, y su seminario Taking the Stage, The Humphrey Group.