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Puede haber algunas razones para amar – o por lo menos, respetar – ese sudoroso rollo de carne que separa tus pechos de tu espalda. Una llanta de repuesto, aunque a menudo es citada como un factor de riesgo para la enfermedad cardíaca y la diabetes, también puede conferir algunos beneficios de salud no descubiertos anteriormente. De hecho, la grasa del vientre puede ocasionalmente hacernos bien.
En el sitio web The Doctor Will See You Now, la escritora Alice G. Walton cita un estudio realizado por investigadores de Chicago que examinó cómo las células que componen las capas profundas de grasa abdominal que se encuentran debajo del músculo y rodean los órganos (también conocida como grasa visceral o grasa omental) interactúan con el sistema inmunológico.
Extrañamente, las células grasas viscerales parecen ayudar a regular el sistema inmunológico al suprimir su respuesta agresiva. Como señala Walton, esta curiosa interacción podría ayudar a los investigadores a entender cómo crear mejores medicamentos para ayudar a frenar los trastornos autoinmunes, o enfermedades en las que el sistema inmunitario ataca a las células sanas.
El estudio también sugiere que este tipo de grasa abdominal profunda contiene otro tipo de células, conocidas como células madre mesenquimales que ayudan aún más a la salud general. Estas células madre son importantes porque poseen el poder de convertirse en otros tipos de células sanas en el cuerpo. En cierto sentido, también actúan como el equivalente de los paramédicos ambulantes, que reparan los tejidos lesionados en otras partes del cuerpo con nuevas células sanas.
Aunque no encontrará ningún médico o investigador de la salud que argumente que las personas deben empezar a aumentar de peso, particularmente alrededor de la mitad de su cuerpo para lograr estos beneficios asociados, tiene que haber una mejor manera de mantener el sistema inmunológico bajo control, ¿cierto? Los hallazgos del estudio indican que hay más cosas bajo la superficie cuando se trata de la grasa del vientre y sus comportamientos asociados de lo que se pensaba anteriormente.
Así que cuando vuelva a pisar el pavimento en un intento de afeitarse unas cuantas libras del medio, consuélese con el hecho de que aunque su llanta de repuesto no sea su huésped favorito, la anciana está tratando de justificar su estadía prolongada haciendo un poco de tareas domésticas internas livianas.